Esta prueba ayuda a determinar el tratamiento del paciente según el grado de fibrosis. Sirve además para evaluar el resultado del manejo previo realizado al paciente y permite actuar oportunamente en el tratamiento de las patologías del hígado. Sus indicaciones son las siguientes:
Hepatitis B y Hepatitis C crónicas.
Daño hepático crónico por alcohol.
Hígado Graso.
Esteatosis hepática no alcohólica secundaria a desordenes metabólicos como:
Obesidad.
Diabetes Mellitus.
Dislipidemias (alteración en colesterol, triglicéridos o ambos).
Hiperuricemia.
Síndrome metábolico.
Alteraciones en los exámenes de transaminasas y otras pruebas de función hepática.